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ventajas de la democracia.

La madre del asesino de Marta del Castillo visita mañana La noria, de Telecinco.
Cobrará 10000€ y no es muy difícil deducir en que lo va a gastar.
Españoles, gracias a "Telecirco" vamos a pagarle entre todos la fianza al Cuco, asesino de Marta.
¿Qué es lo más preocupante?
Que lo sabemos. Lo sabemos y, aún así, muchos españoles mañana, a las 22:00, estarán sentados esperando ver la entrevista.
 Todas esas personas que colocan a "Telecirco" como la cadena más vista en España son lo que luego, en las elecciones, votan al PSOE. Son la mayoría, y así es la democracia, señores.
Luego "Los indignados" se quejan del sistema, y lo entiendo. Pero empecemos por asumir que España es un país de catetos donde no solo fallan los políticos.

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Valores perdidos

Hay cosas en esta vida que nunca deben pasar de moda. Con la modernidad y la igualdad de sexos se han quedado por el camino algunos valores que nunca deberían desaparecer.

La caballerosidad.

¿Dónde quedó el que un hombre te quite el abrigo? ¿Dónde están esos hombres que te ceden su asiento en el autobús o que te abren la puerta?
Yo os lo digo. En otra generación.

Con el paso de los años, las nuevas generaciones han matado la caballerosidad. ¿Quién tiene la culpa? Podríamos pensar que parte de ella la tienen los hombres, quienes se han acomodado a la nueva era de una manera muy rápida. 

Pero lo que me aterra es el pensar que las culpables de esta pérdida somos nosotras, las mujeres, confundiendo la educación y las buenas maneras con el machismo.

La caballerosidad proviene de la palabra caballero, hombre que se comporta de una manera noble y cortés. Nada más lejos del machismo.

Con nuestro sexo encontramos unos valores intrínsecos que no siempre compartimos con el otro género. 
La caballerosidad debe formar parte de la vida diaria de los hombres.

Vemos como nuestros padres nos cuidan, nos hacen sentirnos protegidas... ¿Eso es machismo? No. 
Esa es la forma con la que un hombre demuestra su clase, su educación, y el amor y respeto que te profesa. 

Si las nuevas generaciones pierden estos valores, pregúntense hasta que punto es beneficiosa la modernidad.

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Pequeños pasos.

No es la primera vez que escribo un blog.

La última vez me involucre tanto que mis palabras tenían un destino, que cada letra formaba otro nombre, que cada coma escondía un mensaje, un consuelo o un rencor.
Hoy escribo para mí. Escribo por pasión, por vocación. 

Si alguno de vosotros decide sumergirse en esto conmigo deberá saber quién soy, aunque, quizás, sólo tenga que leerme para saberlo.
No sabría definirme. Creo que soy complejamente fácil. Cada uno de mis pasos es un impulso predecible con cuyo resultado me ahogo durante días. Soy dramática y lo seré hasta que mi peliculera vida ponga "The end".

Creo que en la amistad verdadera, en la fuerza de la familia, en el amor eterno e incondicional, en la pasión por tu trabajo y en la importancia de tener valores. 

Por todo ello soy inconformista, insatisfecha permanente, luchadora, exigente y crítica con mi mundo y conmigo misma.
Pero lo que realmente os interesa es que soy periodista, o por ello lucho.

Creo que un título no te hace periodista, quien realmente lo es, lo sabe. Son cosas que se sienten y que intentaré demostrar durante toda mi vida.

Pero, por hoy, solo empezamos con este blog.

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