Un lugar para ser feliz

Como ya dije en una ocasión, soy de esas personas afortunadas que han podido viajar. He vivido en otros países e, incluso, en otros continentes. He conocido distintos tipos de personas y, sobre todo, me he adaptado a las distintas maneras de vivir. 

Vivimos en unos tiempos donde tenemos que priorizar las posibilidades. El futuro, ese aterrador enemigo, y todas las preocupaciones que le acompañan, son los encargados de movernos de un sitio a otro en busca de oportunidades. Ellos nos llevan a lugares que no se asemejan a lo soñado, a lo conocido y, mucho menos, a lo acostumbrado. Nos transportan a ciudades de lluvia, ruido y egoísmo, donde manda la rapidez, el tiempo y la soledad. Donde se olvida disfrutar de un paseo en un parque y donde el silencio, la paz y la tranquilidad murieron hace mucho.

Sin embargo, siempre se puede huir, aunque sea por un segundo, a algún lugar donde sentirse bien, donde sonreir un poco más, donde compartir paseos sin prisas, donde vivir un pelín más despacio y, de todo lo ya conocido, para mí, ningún lugar es mejor que la Toscana. Hace un par de años me enamoré de Italia, y en Italia. No debe ser casualidad, y es que la Toscana es un lugar para enamorarse, es alegría, es música, es helado, es pizza, es sol, es silencio, es paz, es armonía. La Toscana es un lugar para ser feliz.

Ya se sabe, para gustos los colores. Muchos pensaréis que peco, una vez más, de subjetiva. Probablemente, esos muchos seréis los que no habéis tomado un buen café desde una terraza en la piazza del campo de Siena. 

Hacedlo, y volved a leer este blog. 

0 comentarios

Leave a Reply